Ya habéis sabido nuestra partida [...]. Mas yo pienso que nuestro regreso ha sido querido por Dios para que las cosas que hay en el mundo puedan ser conocidas.

Deo gracias. Amen.

Del final del libro: Marco Polo. Libro de las Maravillas.


El que está acostumbrado a viajar, sabe que siempre es necesario partir algún día.
Paulo Coelho

miércoles, 31 de julio de 2013

DE LOS DÍAS EN BERGEN



Estamos aún en Bergen, llevamos tres días, mañana temprano tomamos un avión con dirección a Copenhague desde donde, pasado mañana volaremos hacia Madrid.

Bergen, como dije en la impresión de la entrada anterior, es una población muy bonita: tiene unos 250.000 habitantes, y es una ciudad extensa en cuanto al espacio que ocupa, pero el centro está bastante “recogidito” y es muy agradable de visitar.

El primero y el tercer días de estancia aquí hemos paseado tranquilamente por diferentes zonas de la ciudad, hemos visitados catedrales, iglesias, cementerios –muy antiguos e incorporados en el interior de la población-, hemos subido en un tren cremallera a una de las siete colinas –como Roma- que están próximas a la ciudad y que ofrece una magnífica vista de  la ciudad en general  y de su zona portuaria en particular, hemos visto y probado mercados callejeros, hemos visitados los museos de la Universidad de Bergen -histórico y artístico, geológico, de ciencias naturales (como aquellos antiguos gabitenes con animales disecados del mundo entero), hemos paseado mucho… en fin, esas cosas que se hace cuando se está de viajero en una ciudad.



Ayer lo dedicamos a viajar y visitar fiordos. Después de visitar la oficina de turismo de Bergen –además de la información previa que traíamos- nos inclinamos por una actividad que tienen organizada y que es bastante popular en Noruega: se trata de la actividad Norway in a nutshell, que incluye un trayecto en tren desde Bergen a la población de montaña de Myrdal –a unos 870 metros de altitud, en la línea de tren Bergen-Oslo que pasa por ser una de las más bonitas de Noruega-: el paisaje desde el tren es muy espectacular, primero siguiendo un fiordo bastante interior cercano a Bergen y después, progresivamente ascendiendo entre montañas, con muchos bosques, lagos, ríos de aguas bravas y salmoneros, pueblecitos de madera, algo de  nieve en las cumbres, etc. 

Al llegar a Myrdal se enlaza con un tren especial, el Flassbana –un tren turístico muy popular donde se nos incorporaron legiones de excursiones organizadas de japoneses, italianos españoles,…- que  hace una bajada espectacular hasta la población de Flam -salva los casi 900 metros de desnivel-, población situada en el extremo final de un fiordo –por tanto a nivel del mar-. La bajada se hace entre muchos túneles, vistas espectaculares, cascadas, curvas en el interior de la montaña de 180 grados,…. Una vez en la población de Flam se toma un barco y se hace un recorrido por dos fiordos, el Aurlandsfjorden y el Neroyfjorden, este último considerado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Son, en ambos casos, los ramales finales del Sognefjorden, un importante fiordo cercano a Bergen, que van tremendamente encajonados y que ofrecen un paisaje muy espectacular como veréis en las fotografías que incluyo. Lo malo del viaje es que el barco, en mi opinión, estaba muy “petado” de gente –muchos viajes organizados de orientales- y que estaba mal diseñado para la función de visita turística que debe cumplir, por lo que el viaje, muy bonito en cuanto a paisaje, fue un tanto agobiante en cuanto a personas –imposible hacerse una foto sin que salieran 20 o 30 orientales detrás o al lado-. 



Retornamos a Bergen primero en un autobús hasta la población de Voss que hizo un trayecto de subida entre valles cerrados y cascadas, y, de nuevo, en tren desde Voss a Bergen. El viaje nos duró en total casi 12 horas y aunque estuvimos casi todo el día sentados, llegamos al hotel, después de cervecilla y cena, muy cansados… supongo que se va acumulando el cansancio de todos estos días.

Como dije al principio, mañana, muy tempranito, volamos hacia Copenhague. Tenemos casi todo el día, por lo que la intención es acercarnos a la vecina ciudad sueca de Malmoe -sí donde fue este año el festival de Eurovisión-. No hace muchos años construyeron un puente monumental que une Copenhague y Malmoe y se llega en tren en una media hora. Lo que de de sí la estancia en Malmoe ya la contaremos en la entrada que hagamos desde Cáceres para notificar que hemos llegado a casa.

A descansar. Besos.


domingo, 28 de julio de 2013

SUBIMOS AL "PERESTROIKEN" Y ESTAMOS EN BERGEN

Tal como habíamos anunciado en la entrada anterior, ayer sábado 27 subimos a El Púlpito –el Preikestolen o Perestroiken- y, desde allí pudimos ver el magnífico fiordo de Lyse (Lysefjord o fiordo de la luz). 



Para llegar a él, antes de ponerse a andar, hay que hacer una travesía de 40 minutos en ferry por el fiordo de Stravanger y llegar a la población de Tau; allí se toma un bus, otros 40-45 minutos,  que lleva hasta el lugar donde inicia el camino de subida al Preikestolen. Es una marcha de subida de unas 2 horas y otras 2 de bajada –eso anuncian, nosotros tardamos en subir 1 hora y 35 minutos y en bajar 1 hora y cuarto con parada para comer algo- de un camino muy preparado pero que tiene repechos durillos (alternando con algunos tramos llanos que permiten reponerse). En realidad, es una romería: se trata de la ruta más transitada de Noruega, por lo tanto me imagino algo parecido a la Ruta del Cares un fin de semana de agosto: mucha gente, niños, ancianos, perros,… pero –sospecho- mucha gente poco informada de lo que se van a encontrar (vimos ancianos con dos muletas asfixiados, gente con zapatillas playeras (del “dedo”), etc. Cuando empiezas a subir, como todos hemos llegado en los mismos autobuses al principio hay muchísima gente pero, a medida que se asciende, la ruta se va despejando un poco; aunque siempre hay bastante gente. 


En lo alto del Preikestolen había mucha gente –era sábado-, todo el mundo queriéndose hacer fotos a la vez. La vista es, realmente, espectacular: se tiene una visión frontal del fiordo que, como hacía un día soleado, era muy luminosa y lejana. Estuvimos  un rato reponiendo fuerzas y haciéndonos unas fotos y tomamos la ruta de descenso (y seguía subiendo muchísima gente).



Os dejo unas fotos del trayecto, la subida y desde el Perestroiken: esta vez todas son mías.


El resto de la tarde la dedicamos a descansar un poquito en el hotel, dar un paseo por el puerto con la feria gastronómica que había este findesemana, nos tomamos una birrilla y nos fuimos a cenar y a descansar.


Hoy hemos viajado desde Stravanger a Bergen: lo hemos hecho en un cómodo ferry que ha tardado poco más de cuatro horas. Islas, canales, pueblecitos, colinas, bosques, cabañas de madera, alguna pequeña plataforma petrolífera, barcos de vela, barcos vikingos, cargueros, explotaciones de acuicultura, un poquito de lluvia: la primera desde que estamos por esta tierras del norte de Europa después de todos estos días soleados y hasta con calor.



Ya por la tarde, en Bergen, tras llegar al hotel nos ha caído una fuerte tormenta, que ha alternado con ratitos de sol y de viento. Tiempo variable.



Bergen es una población muy bonita, al menos lo que nos ha dado tiempo a ver antes y después del chaparrón: casitas de madera en el puerto hanseático que están declaradas como Patrimonio de la Humanidad. Hay muchos españoles por aquí. Mañana, con previsión de lluvia, lo dedicaremos a seguir visitando Bergen, subir en tren cremallera a una montaña cercana y visitar alguno de los muchísimos museos que tiene la ciudad. El martes, que parece que mejorará el tiempo iremos a ver fiordos… pero eso ya lo contaremos en otra entrada.

  
Besos.