Para llegar a él, antes de
ponerse a andar, hay que hacer una travesía de 40 minutos en ferry por el
fiordo de Stravanger y llegar a la población de Tau; allí se toma un bus,
otros 40-45 minutos, que lleva hasta el
lugar donde inicia el camino de subida al Preikestolen. Es una marcha de subida
de unas 2 horas y otras 2 de bajada –eso anuncian, nosotros tardamos en subir 1
hora y 35 minutos y en bajar 1 hora y cuarto con parada para comer algo- de un
camino muy preparado pero que tiene repechos durillos (alternando con algunos
tramos llanos que permiten reponerse). En realidad, es una romería: se trata de
la ruta más transitada de Noruega, por lo tanto me imagino algo parecido a la
Ruta del Cares un fin de semana de agosto: mucha gente, niños, ancianos,
perros,… pero –sospecho- mucha gente poco informada de lo que se van a
encontrar (vimos ancianos con dos muletas asfixiados, gente con zapatillas
playeras (del “dedo”), etc. Cuando empiezas a subir, como todos hemos llegado
en los mismos autobuses al principio hay muchísima gente pero, a medida que se
asciende, la ruta se va despejando un poco; aunque siempre hay bastante gente.
En lo alto del Preikestolen
había mucha gente –era sábado-, todo el mundo queriéndose hacer fotos a la vez.
La vista es, realmente, espectacular: se tiene una visión frontal del fiordo que,
como hacía un día soleado, era muy luminosa y lejana. Estuvimos un rato reponiendo fuerzas y haciéndonos unas
fotos y tomamos la ruta de descenso (y seguía subiendo muchísima gente).
Os dejo unas fotos del
trayecto, la subida y desde el Perestroiken: esta vez todas son mías.
El resto de la tarde la
dedicamos a descansar un poquito en el hotel, dar un paseo por el puerto con la
feria gastronómica que había este findesemana, nos tomamos una birrilla y nos
fuimos a cenar y a descansar.
Hoy hemos viajado desde
Stravanger a Bergen: lo hemos hecho en un cómodo ferry que ha tardado poco más
de cuatro horas. Islas, canales, pueblecitos, colinas, bosques, cabañas de
madera, alguna pequeña plataforma petrolífera, barcos de vela, barcos vikingos, cargueros,
explotaciones de acuicultura, un poquito de lluvia: la primera desde que
estamos por esta tierras del norte de Europa después de todos estos días
soleados y hasta con calor.
Ya por la tarde, en Bergen,
tras llegar al hotel nos ha caído una fuerte tormenta, que ha alternado con
ratitos de sol y de viento. Tiempo variable.
Bergen es una población muy
bonita, al menos lo que nos ha dado tiempo a ver antes y después del chaparrón:
casitas de madera en el puerto hanseático que están declaradas como Patrimonio
de la Humanidad. Hay muchos españoles por aquí. Mañana, con previsión de
lluvia, lo dedicaremos a seguir visitando Bergen, subir en tren cremallera a
una montaña cercana y visitar alguno de los muchísimos museos que tiene la
ciudad. El martes, que parece que mejorará el tiempo iremos a ver fiordos… pero
eso ya lo contaremos en otra entrada.
Besos.
Muy bonito pero hay que estar un poco entrenado sino debe costar bastante llegar al Púlpito
ResponderEliminarPero niños quien os ha dicho de subir alli,como lo vea tu madre, Veguita te da unas collejas.....madre mía solo verlo en fotos a mi me perestoikea toa.....bss
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