Buenas noches:
Ya estamos en Stavanger. (os
dejo un mapa para que lo situéis).
Ayer jueves fue nuestro
último día en la ciudad tranquila, Oslo. Nosotros hemos permanecido tres días
en Oslo, pero es una ciudad que puede abarcarse perfectamente en sólo un par de
días, seleccionando un poco las visitas
y los museos.
Ayer queríamos terminar de
ver la exposición de Munch que, como dije estaba dividida entre dos museos. De
Munch suele conocerse su obra El Grito
y poco más, pero, la verdad, es que es un pintor estupendo y sorprendente, con
una obra extensísima (pintó hasta los 80 años) y en el que se puede observar
una evolución de su pintura y de la de
su tiempo (fines del s.XIX y primera mitad del s.XX) de forma muy
esclarecedora.
De camino hacia la estación
que nos llevaría a ver el trampolín de salto de esquí construido hace pocos
años y que está en las afueras de Oslo, nos caía de camino el cementerio en el
que están enterrados el propio Munch y el escritor Ibsen y, cómo no, hicimos
una paradita para visitarlo. Por la fotografía veréis que, sin ser el jardín botánico
del de Copenhague, este cementerio de Oslo es también un lugar tranquilo y
agradable, muy cuidado y, casi en el centro de la ciudad.
Por cierto, habéis visto que
me he referido a Oslo como la ciudad
tranquila: os dejo un par de fotografías de calles del centro a hora de
media mañana para que comprobéis el tráfico (muy escaso, sin ruidos, sin prisa…).
Subimos hasta el trampolín
de saltos de esquí, el Holmenkollen, competición a la que son muy aficionados
los noruegos. Se sube en un ascensor hasta la torre, que permite ver una vista
de todo Oslo y de su fiordo. Se podía uno tirar en tirolina siguiendo el
recorrido de los saltadores de esquí, pero no nos apeteció mucho el reto y lo
dejamos para otro día.
Para completar el día nos
fuimos hasta el parque de Vigeland, un escultor noruego que decoró un parque
con infinidad de sus esculturas. Una de las más famosas, no sé muy bien la
causa, es un niño enrabietado junto al que todo el mundo se hace fotografías: nosotros
también y dejamos constancia de ello.
Al final, para despedirnos
de la ciudad, nos fuimos a dar un paseo y tomar una cerveza en una terracita
del animado puerto marítimo de Oslo.
Como decía al principio ya
estamos en Stavanger: hemos venido en tren. Lo tomamos esta mañana en Oslo y,
tras unos 450 kilometros y siete horas y media, llegamos a la ciudad. El viaje
no se nos ha hecho pesado: el paisaje era bastante bonito: lagos, bosques,
praderas, granjas, más bosques, más lagos,…(fotos desde el tren).
Esta tarde la hemos dedicado
a visitar Stavanger: una ciudad de unos 150000 habitantes, que creció en los
años 60 tras encontrar importantes yacimientos de petróleo en el Mar del Norte.
Hay mucha gente haciendo turismo, además había una fiesta gastronómica en el
puerto, que estaba muy animado.
Hemos paseado por la parte
más antigua de la ciudad, con unas calles de casas blancas de maderas muy
bonitas –son lo más antiguo de la ciudad, unos 200 años: casi todas estas
ciudades han sufrido un montón de
incendios a lo largo de su historia que casi las han destruido- y alguna calle
decorada por artistas con casas de colores.
Bueno os dejo que quiero
descansar: mañana toca una de las actividades más interesantes del viaje: la
subida a El Púlpito –el Perestroiken; en realidad es Preikestolen o similar, pero yo me he acostumbrado a llamarle el Perestroiken- un pedruscón en lo alto del fiordo al que hay que subir
haciendo treeking; afortunadamente, aunque las previsiones iniciales daban algo
de lluvia, parece que no nos lloverá… esperemos.
-la foto no es mía... todavía-
Besos para todos y para
todas.
Por el Holmenkollen me tiré yo en pleno enero, fue una experiencia indescriptible, lo peor es que me rompí un brazo...espera, que me estoy confundiendo, del Holmenkollen me echó un guardia de seguridad porque aún no estaba terminado, y lo del brazo, ahora que recuerdo, fue en la Covatilla. Bueno, qué más da. Un abrazo, seguid disfrutando ¡
ResponderEliminarEsta vez os estamos viendo más,pero el caminar sigue siendo lo mas normal,menos mal que luego quedan mas vacaciones. besitos para los dos los de Huelva
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